Las Leyendas del Otero


El rey Arturo había mantenido, anteriormente, relación con Glastonbury, acorde un relato ya vigente antes del descubrimiento de la tumba. Melwas, rey de Somerset, raptó a Ginebra y la tuvo prisionera en Glastonbury. Arturo acudió al rescate con un grupo de caballeros, pero el abad consiguió que ambos parlamentaran en vez de enfrentarse.

Durante las excavaciones realizadas en la década de 1960 se descubrieron restos de antiguos edificios de madera en la cima del otero, a 150 m de altura, pero no hay modo de saber si fue ésta la residencia del rey Melwas o un edificio monástico. En cualquier caso, sus habitantes gozaron de una vida confortable: entre los hallazgos son de señalar hornos metalúrgicos, abundantes huesos de vaca, cordero y cerdo, así como fragmentos de cerámica que parecen indicar que allí se bebía vino del Mediterráneo.



En el Medievo, los monjes de Glastonbury construyeron una iglesia en lo alto del otero, dedicándosela a San Miguel Arcángel, pero la misma se derrumbó en un terremoto. Todo lo que queda hoy día es la torre de una iglesia construida más tarde en sustitución de la anterior.

Probablemente, la intención de los monjes era cristianizar el otero pagano, que según la leyenda constituía la entrada al Annwn, el ultramundo oculto donde reinaba Gwyn ap Nudd, rey de las hadas. En el siglo VI, San Collen visitó a Gwyn en el otero, ingresando por una entrada secreta que daba a un palacio. Al verse sujeto a tentaciones, roció el lugar con agua bendita, con lo que el palacio desapareció y el santo se encontró solo en el otero.

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