Acerca de la magia y el destino



El destino no es algo que esté escrito, fijo e inamovible, sino algo que puede ser transformado por nosotros mismos día a día, minuto a minuto, a través de las decisiones que tomemos, aunque nos parezca que es magia o mágico.



El llegar a ser felices, el tener una vida plena o el vernos envueltos en situaciones desesperadas, depende básicamente de lo que hagamos porque el hombre, por naturaleza, tiene una gran increíble capacidad de adaptación y aún cuando las situaciones objetivas que le toque vivir sean adversas, siempre puede encontrar la manera de encajar en ellas de forma que le permita una evolución y progresos constantes a lo largo de la vida. Por ello se puede afirmar que la suerte o llamado 'destino', es una forma de vida, una actitud que hay que saber encarrilar.

Si recordamos que la mente se ocupa de clasificar y de mostrar tan solo una parte de lo que hay a nuestro alrededor, esto se pone de manifiesto cuando por ejemplo, hay una cartera en el suelo, muchos pasarán, la pisotearán y sin embargo ‘no la verán’. Llegará un momento que alguien descubra su presencia. ¿Es esto suerte? No, el objeto ha estado allí, a la vista de todos. Pero si ninguno de los que han pasado primero la han recogido es porque, aunque los ojos hayan detectado su presencia y enviado la señal al cerebro, ellos no han tenido una actitud lo suficientemente abierta a la sorpresa como para que la mente hiciera caso ¿magia?



Claro que, si pudiéramos registrar y enterarnos de todo lo que ocurre en nuestro entorno, nos volveríamos locos en cuestión de minutos porque no podríamos procesar la inmensa cantidad de información que nos llega. Sin embargo, sí es posible mejorar aquellos mecanismos que nos advierten de todo lo que nos pueda interesar o beneficiar, es decir, de las oportunidades que se nos presentan a cada instante y que por no tener la percepción entrenada, somos incapaces de aprovechar.

Por lo tanto, todo acto mágico requiere, por parte de quien lo ejecuta, una serie de condiciones corporales que permitirán el desarrollo de otras mucho más importantes que son las mentales. Si el ambiente en el cual se ha de preparar un trabajo no es el adecuado, será imposible alcanzar el grado de concentración necesario para que surta el efecto deseado. Para obtener éxito en cualquiera de los trabajos de magia se requiere estar dispuestos y relajados, y sobre todo abrir la mente.

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